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Investigación y Ciencia

A todos nos gusta ser curiosos, aprender, investigar, ya sea de forma casual o por necesidad. Casi sin darnos cuenta empleamos nuestra mente en resolver nuestras dudas. La curiosidad está presente siempre. No en vano, nuestro afán por saber más, es una de las facultades más preciadas, si sabemos cómo utilizarla, para abrir puertas y soluciones que nos hacen más felices, si bien esas soluciones no las aporta la propia ciencia, sino nuestro propio recorrer a lo largo de la vida, nuestra filosofía. Así es como el saber nos muestra un camino que elegimos, o no, seguir en la vida

Sabemos que la ciencia es importante (o debería serlo), que dota a nuestra vida de sentido, que fija coherencia a nuestras búsquedas intelectuales y proporciona pautas útiles para entender y afrontar, casi a la manera de una maestra muy especial, los grandes problemas que hemos padecido y las grandes preguntas que nos hemos hecho desde siempre.

 

Ahora bien, ¿cuál es la razón de que la especie humana sienta la necesidad de investigar, de dónde procede el estímulo?

Al preguntarnos de dónde nace el ansia o la necesidad de investigar, nos remitimos a la duda, que forma ya parte de nosotros mismos. Esa duda, que es la fuente del exámen crítico de todo pensamiento, constituye el cimiento del que partir y del cual logramos conquistar, poco a poco, el terreno de la certeza.

Carlos Hernández Franco

(A. STRIGOII)

 

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