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  • Foto del escritor: Carlos Hernández Franco
    Carlos Hernández Franco
  • 18 jul 2020
  • 2 Min. de lectura

Este tipo de municiones se definen como aquellas que han sido diseñadas para funcionar a velocidades inferiores a la velocidad del sonido (343,2 m/s) con el fin de evitar que la velocidad supersónica influya en el volumen del impacto. Este tipo de municiones deben tener un buen rendimiento de conservación de energía a baja velocidad, y para ello, suelen tener balas más pesadas. Con esto se requiere que el equilibrio de peso de la bala y la velocidad para asegurar que la munición tenga una fiabilidad durante el ciclo semiautomático del arma. Algunas armas no tienen un buen rendimiento con este tipo de munición.

En muchos casos, nos encontramos armas de fuego y municiones especializadas en las que nos encontramos que se pueden utilizar para optimizar la eficacia total de la munición subsónica. Estos están diseñados desde el principio como sistemas de proyectil subsónico en exclusiva. Algunos ejemplos son el 0,300 Whisper / 300 AAC Blackout (7,62 × 35 mm) , 0.338 Whisper , 9 × 39 mm , 12,7 × 55 mm STS-130 , 0.510 Whisper.Algunas de estas municiones tienen balas que pueden expandirse, pero los pétalos de la expansión de la camisa se desgarran, provocando que la bala se desvíe de su rumbo. Otros fabricantes han incorporado mejoras que hacen que la bala se expanda a bajas velocidades. Esta característica facilita que se produzca una penetración profunda sin pérdida de precisión, demostrando que no hace falta que el disparo sea rápido y ruidoso para causar un gran impacto. Otras están provistas de un núcleo de plomo y una acanaladura para lograr un engarce positivo de vaina indicado para usarlo con armas semiautomáticas. Su rendimiento ha sido aprobado por pruebas balísticas terminales del protocolo del FBI. La velocidad de impacto de 310 m/s en gelatina balística ofrece una penetración de 41-46 cm y una retención de peso superior al 90 %. También este tipo de munición, junto con el uso cmbinado de un buen silenciador, al no producir el estruendo de una bala supersónica, son ideales para operaciones silenciosas.



 
 
 
  • Foto del escritor: Carlos Hernández Franco
    Carlos Hernández Franco
  • 14 jun 2020
  • 2 Min. de lectura

La estrategia seguida por el General Norman Schwarzkopf, es uno de los ejemplos modernos de “señuelo” , maniobra envolvente y finalmente golpe contundente al enemigo. Su plan dependía de mantener una fuerza notable de marines frente a las costas de la capital de Kuwait, con la intención de hacer creer a los iraquíes que las fuerzas estadounidenses desembarcarían iniciando la invasión por ese lugar. Con ese engaño, les obligó a concentrar sus tropas en esa zona. El siguiente paso, la maniobra envolvente de la coalición fue movilizar la gran mayoría de sus tropas hacia el Oeste, en dirección a la línea Wadin al Batin donde las defensas iraquíes se apostaban en débiles defensas y poco guarnecidas. Las fuerzas estadounidenses avanzaron con la 6.ª División Acorazada, Daguet francesa, y la 1ª británica que formaban las “ratas del desierto”. Los franceses ocuparon el flanco occidental con la intención de proteger el avance del resto de las fuerzas aliadas. Esta maniobra de nominada Hail Mary rodeó a las fuerzas enemigas y al mismo tiempo les impidió la retirada.Fue sorprendente y en parte inesperado que, desde el inicio, unos cien mil soldados iraquíes se rindieran en masa ante las fuerzas de la coalición que avanzaban sin ningún problema. La única batalla por tierra de cierta importancia fue denominada "73 Easting" de carros de combate del séptimo cuerpo blindado se encontraron con la división Tawakalna de la Guardia Republicana, integrada por más de 3000 blindados. Esta fue la segunda batalle de carros de combate más importante tras la batalla de Kursk en la Segunda Guerra Mundial. Nueve M1 Abrams y dos M2/M3 Bradley aún con la sorpresa de habérselos encontrado sin esperarlo, abatieron a más de 300 tanques T-72 y T-80 de la división Tawakalna. El 28 de febrero de 1991 Irak se rindió y el 3 de marzo aceptó las condiciones de las Naciones Unidas, incluida la restitución de la soberanía de Kuwait. Las fuerzas francesas de la 6ª División acorazada se hallaban ya a 150 kilómetros de la capital Bagdad. La coalición internacional informó de la pérdida de 378 soldados y unos 1000 resultaron heridos. Las bajas iraquíes oscilaron entre los 25 000 y 30 000 muertos.



 
 
 
  • Foto del escritor: Carlos Hernández Franco
    Carlos Hernández Franco
  • 17 may 2020
  • 2 Min. de lectura

Durante el invierno de 1941 a 1942, el signo de la Segunda Guerra Mundial cambió. La aplastante ofensiva alemana se había detenido por agotamiento en tan sorprendente avance y un esfuerzo enorme de defensa desesperada de las tropas soviéticas en ciertos puntos estratégicos. El llamado “General Invierno” como se le denomina al invierno ruso, hizo estragos en la poco preparada Wehrmacht para este clima. La ropa escasa y el armamento que no funcionaba con las condiciones de las bajas temperaturas, empezaron a pasar factura a las tropas germanas. Cuando el Ejército Alemán comenzó la retirada, primero cediendo más de 200 kilómetros desde Moscú y luego el desastre de Stalingrado, cuando el pánico empezó a atenazar al alto mando alemán, surge la figura, de nuevo, del que muchos consideran el mejor general de la Segunda Guerra Mundial, Erich Von Manstein. Este militar, que allí donde todo el mundo veía una grave crisis y una situación de riesgo, Manstein sabía ver una oportunidad adelantándose a las intenciones del enemigo. Logró convencer a Hitler para que diera la orden de trasladar todas las fuerzas que se hallaban expuestas en el flanco sur más oriental y arrastrarlas hacia el frente de Kharkov, en el oeste. Es decir, la base de la defensa móvil con inteligencia, cambió terreno por concentración de fuerzas, ya que al retirarse de la gran curva del Don acortó el frente que debían cubrir sus tropas y acercó las fuentes logísticas y pudo por fin desplegar fuerzas importantes en puntos clave.


Fue en el extremo noroccidental de las tropas del río ucraniano de Miús donde se libraron las luchas más intensas pero los alemanes lograron resistir las embestidas. Mientras la infantería sostenía el frente, las unidades blindadas avanzaron por detrás de la misma, se dirigieron hacia el norte y cortaron la logística y las comunicaciones de las tropas soviéticas con su retaguardia. Al norte de la brecha Von Manstein cedió la ciudad de Jarkov lo que le permitió enviar blindados a cortar la logística de las tropas que avanzaban hacia el Dniéper. Este movimiento magistral hizo que fueran los atacantes los que quedaron cercados. Esta forma de combate se logró gracias al rendimiento de las tropas que combatieron y al saber hacer de sus mandos, que hicieron un uso brillante de las divisiones blindadas para tapar brechas, distribuyendo las unidades de combate, dando siempre la impresión de disponer de más fuerzas de las que realmente disponían.



 
 
 
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