La estrategia seguida por el General Norman Schwarzkopf, es uno de los ejemplos modernos de “señuelo” , maniobra envolvente y finalmente golpe contundente al enemigo. Su plan dependía de mantener una fuerza notable de marines frente a las costas de la capital de Kuwait, con la intención de hacer creer a los iraquíes que las fuerzas estadounidenses desembarcarían iniciando la invasión por ese lugar. Con ese engaño, les obligó a concentrar sus tropas en esa zona. El siguiente paso, la maniobra envolvente de la coalición fue movilizar la gran mayoría de sus tropas hacia el Oeste, en dirección a la línea Wadin al Batin donde las defensas iraquíes se apostaban en débiles defensas y poco guarnecidas. Las fuerzas estadounidenses avanzaron con la 6.ª División Acorazada, Daguet francesa, y la 1ª británica que formaban las “ratas del desierto”. Los franceses ocuparon el flanco occidental con la intención de proteger el avance del resto de las fuerzas aliadas. Esta maniobra de nominada Hail Mary rodeó a las fuerzas enemigas y al mismo tiempo les impidió la retirada.Fue sorprendente y en parte inesperado que, desde el inicio, unos cien mil soldados iraquíes se rindieran en masa ante las fuerzas de la coalición que avanzaban sin ningún problema. La única batalla por tierra de cierta importancia fue denominada "73 Easting" de carros de combate del séptimo cuerpo blindado se encontraron con la división Tawakalna de la Guardia Republicana, integrada por más de 3000 blindados. Esta fue la segunda batalle de carros de combate más importante tras la batalla de Kursk en la Segunda Guerra Mundial. Nueve M1 Abrams y dos M2/M3 Bradley aún con la sorpresa de habérselos encontrado sin esperarlo, abatieron a más de 300 tanques T-72 y T-80 de la división Tawakalna. El 28 de febrero de 1991 Irak se rindió y el 3 de marzo aceptó las condiciones de las Naciones Unidas, incluida la restitución de la soberanía de Kuwait. Las fuerzas francesas de la 6ª División acorazada se hallaban ya a 150 kilómetros de la capital Bagdad. La coalición internacional informó de la pérdida de 378 soldados y unos 1000 resultaron heridos. Las bajas iraquíes oscilaron entre los 25 000 y 30 000 muertos.
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17 may 20202 Min. de lectura
Durante el invierno de 1941 a 1942, el signo de la Segunda Guerra Mundial cambió. La aplastante ofensiva alemana se había detenido por agotamiento en tan sorprendente avance y un esfuerzo enorme de defensa desesperada de las tropas soviéticas en ciertos puntos estratégicos. El llamado “General Invierno” como se le denomina al invierno ruso, hizo estragos en la poco preparada Wehrmacht para este clima. La ropa escasa y el armamento que no funcionaba con las condiciones de las bajas temperaturas, empezaron a pasar factura a las tropas germanas. Cuando el Ejército Alemán comenzó la retirada, primero cediendo más de 200 kilómetros desde Moscú y luego el desastre de Stalingrado, cuando el pánico empezó a atenazar al alto mando alemán, surge la figura, de nuevo, del que muchos consideran el mejor general de la Segunda Guerra Mundial, Erich Von Manstein. Este militar, que allí donde todo el mundo veía una grave crisis y una situación de riesgo, Manstein sabía ver una oportunidad adelantándose a las intenciones del enemigo. Logró convencer a Hitler para que diera la orden de trasladar todas las fuerzas que se hallaban expuestas en el flanco sur más oriental y arrastrarlas hacia el frente de Kharkov, en el oeste. Es decir, la base de la defensa móvil con inteligencia, cambió terreno por concentración de fuerzas, ya que al retirarse de la gran curva del Don acortó el frente que debían cubrir sus tropas y acercó las fuentes logísticas y pudo por fin desplegar fuerzas importantes en puntos clave.
Fue en el extremo noroccidental de las tropas del río ucraniano de Miús donde se libraron las luchas más intensas pero los alemanes lograron resistir las embestidas. Mientras la infantería sostenía el frente, las unidades blindadas avanzaron por detrás de la misma, se dirigieron hacia el norte y cortaron la logística y las comunicaciones de las tropas soviéticas con su retaguardia. Al norte de la brecha Von Manstein cedió la ciudad de Jarkov lo que le permitió enviar blindados a cortar la logística de las tropas que avanzaban hacia el Dniéper. Este movimiento magistral hizo que fueran los atacantes los que quedaron cercados. Esta forma de combate se logró gracias al rendimiento de las tropas que combatieron y al saber hacer de sus mandos, que hicieron un uso brillante de las divisiones blindadas para tapar brechas, distribuyendo las unidades de combate, dando siempre la impresión de disponer de más fuerzas de las que realmente disponían.
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25 abr 20203 Min. de lectura
Sabemos bien que esta crisis sanitaria, sin duda el mayor desafío desde la Segunda Guerra Mundial, ha llegado en tiempos tenebrosos para la Unión Europea, donde las infidelidades británicas con su otrora colonia, Estados Unidos, ha propiciado el portazo sonoro de un “Brexit” que sacudió los cimientos de la esperanza europea. Además, el sarcoma instalado por los regionalismos y nacionalismos excluyentes, ponen de manifiesto que encaramos la pandemia desde una posición desfavorable.Mi naturaleza optimista, en muchas cuestiones, me permiten asomarme modestamente al balcón con la esperanza de que alguien me escuche apelar a una unión europea y por ende a la conciencia de las personas que la integramos sabiendo que, juntos, podremos enfrentar la crisis con muchas más garantías que separados.Hemos visto cómo inicialmente Alemania y Holanda, pusieron sobre la mesa resolver la crisis actual como la que se sufrió en 2008, pero en este extremo Francia se posicionó con Italia y España alegando que aquella recesión fue por motivos financieros y la actual tiene una naturaleza radicalmente distinta. No olvidemos que Alemania desempeña un protagonismo especial en la integración europea y España es un socio clave, que desde hace unos años dejó de ser un país de arrastre a subir a posiciones de tracción económica. Ambos países hemos construido una estrecha relación, asentada en unos mismos valores y en una visión compartida sobre los retos del presente y nos hemos apoyado en todo momento. Las posiciones de ambos gobiernos sobre una amplia gama de cuestiones internas europeas e internacionales son muy cercanas. Pero es que además, Alemania es nuestro segundo cliente y nuestro principal proveedor favoreciendo relaciones económicas intensas que no han dejado de crecer en los últimos años. Alemania es nuestro segundo cliente y nuestro principal proveedor. Sin lugar a dudas, la inversión alemana en España ha contribuido al fuerte desarrollo español. Nos podemos considerar socios de honor.Por desgracia Europa está asistiendo sin oponer resistencia a una situación perjudicial que, de forma acelerada, quiere destruir todo lo conseguido en estos más de dos mil años transcurridos en los que ha durado, más o menos, el encuentro y entendimiento entre los distintos países que integran actualmente nuestra unión.Lógicamente no podemos negar las innumerables guerras y conflictos habidos durante este largo periodo de tiempo que nos han desangrado. Pero, a pesar de ellos y los inmensos destrozos así como pérdidas de vidas, estamos en condiciones de poder afirmar que siempre se han respetado unos principios y valores que han sido lo que podríamos llamar los pilares de la civilización occidental como son el honor, el respeto a los demás, la tolerancia, el esfuerzo, el sacrificio... que han sido consideradas virtudes supremas que no se podían destruir. Hoy día son la diana contra la que todos disparan a fin de que nuestra sociedad se desintegre, a poder ser, lo más pronto posible.
Si en tiempos de destrucción del Imperio romano, los pueblos que amenazaban eran foráneos, hoy día, además se encuentran también a nuestro lado, viviendo junto a nosotros, compartiendo nuestras mismas actividades y trabajos.Desde las piedras valiosísimas que han aportado los valores cristianos, que no podemos obviar, que dieciocho siglos antes de la Revolución Francesa, los había enunciado Jesucristo dejando a la Humanidad el mejor legado de comprensión, tolerancia, amor hacia los demás y búsqueda de valores virtuosos como la caridad. Pero también, como todo el pensamiento filosófico clásico de sabiduría, que implica el reconocimiento del valor supremo de la razón y la del ser humano. Sobre esta base humanística, construimos un sueño europeo que ha logrado cosas imposibles. Unir territorios, religiones y lo más importante, personas entorno a un proyecto y futuro común.Vencer a esta pandemia será fácil y posible desde este punto de vista. Derogar las antiguas prácticas de algunas élites europeas que sumieron sus instituciones en una macro-burocracia impersonal al servicio de los intereses de unos pocos. Una nebulosa que aparece a ojos de los ciudadanos como una nueva “aristocracia” y donde los populismos inoculan su veneno.
Dr. Carlos Hernández Franco.
Doctorado en Criminología, Geoestrategia Defensa y Seguridad
Licenciado en Historia y Filosofía.
Académico AICTEH
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