TEORÍA DE LAS VENTANAS ROTAS
- Carlos Hernández Franco
- 24 dic 2014
- 2 Min. de lectura
Muy estudiada es esta teoría y vamos a tratar de aproximar el concepto de una forma que pueda ser fácilmente entendible. En el año 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el profesor Zimbardo puso en marcha un experimento de sociológico. Dejó dos coches abandonados en la calle, de marca y modelos idénticos, incluso el mismo color. Uno lo dejó en el Bronx, que en aquella época era una zona conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona de clase acomodada de California. El caso es que resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser golpeado y deteriorado en pocas horas. Además robaron lo que tenía valor, las llantas, el motor, los espejos...y lo que quedó lo destruyeron. Sin embargo, el del Palo Alto se mantuvo intacto.
Se tiene pre-asumido que la pobreza es una causa de por sí del delito. A estas conclusiones se llegan desde las posiciones ideológicas más conservadoras, sin embargo, el experimento continuó y el vehículo que se encontraba abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores rompieron un cristal del automóvil de Palo Alto.
El resultado fue que se desencadenó el mismo proceso que en el Bronx, y el robo, la violencia generados redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.
La diferencia la marcó el hecho de producirse la ruptura de un cristal. Por lo tanto el desencadenante no es el entorno sino la percepción psicológica de la situación. Un cristal roto en un vehículo abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación y cada nuevo ataque que sufre se multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos cada vez peores se vuelve incontenible hasta la destrucción total.
En experimentos realizados más tarde por James Q. Wilson y George Kelling también se postula la 'teoría de las ventanas rotas', que bajo el resultado criminológico se establece que el delito es mayor en las zonas donde existe más descuido, suciedad y desorden. Lo hemos visto con vehículos pero es similar con los cristales de un edificio. Si se rompen y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás.
La conclusión es que si en una comunidad aparecen signos de deterioro y esto parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si los delitos menores no son sancionados, entonces comenzarán a cometerse delitos mayores y poco a poco se tornarán cada vez más graves.
ASTAROTH STRIGOII
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