SÍNDROME NARCISISTA EN POLÍTICOS
- Carlos Hernández Franco, Doctor en Criminología
- 10 abr 2020
- 2 Min. de lectura
Ya en algún otro artículo, he comentado la existencia de la psicopatía en la clase política. Aunque en esta ocasión me referiré a la parte del síndrome narcisista que vemos frecuente en la clase política.
En el análisis de cualquier persona socialmente disfuncional que se siente autorizada a usar su poder para controlar a otras personas por las que se siente amenazado su estatus o su futuro estatus, o que vive una fantasía de pretensiones, suele desvirtuar la realidad, viéndose a sí misma como superior a sus compañeros y anhela ser reconocido como tal. Es el rasgo narcisista, pero desde luego es característico del psicópata político.
A modo de recordatorio breve, sabemos que un sujeto psicópata muestra un comportamiento errático con rasgos megalómanos, narcicismo presente, conducta antisocial, encanto superficial y un desarrollo de habilidades sociales que le facilitan mostrarse como alguien simpático y atractivo. Su capacidad de sentir emociones es nula, aunque aprende a simularlas para usarlas para beneficio propio. También recordemos que la mayoría de los psicópatas no son criminales y tampoco muestran una tendencia antisocial o violenta, pero su naturaleza les ayuda a tener éxito en ciertos ámbitos sociales como la política y los puestos de alta dirección.
Con esto concebimos que lo psicológico en su concepto político estimula las estructuras sanas o enfermas de cualquier persona dedicada a la función pública. Son pilares de la toma de sus decisiones y de su orientación hacia el bien común, pero también hacia el daño masivo.
Este gran número de psicópatas políticos, se da porque aman el poder. Usan a las personas para obtener más, cosificándolas para su propio beneficio. En ese ambiente se desenvuelven sin escrúpulos. Les afecta en sus relaciones puesto que se sostienen por el interés instrumental. Incluso, son capaces de prescindir y atacar a los miembros de su propio partido o facción política para adquirir mayor poder o defender el que ostentan.
Les animo a observar el grupo político de sus países y se percatarán de aquellos que buscan posiciones de liderazgo con el fin de estructurar una realidad exterior para sustentar sus necesidades de grandeza. El político narcisista tiene dificultades para aceptar razonamientos que contradigan sus puntos de vista, se rodean de aduladores que digan lo que quiere escuchar en vez de lo que deberían oír. Suelen subestimar a sus adversarios, confundiendo el éxito con la fama, dedicando todas las energías a ensalzar su figura.
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