ASESINOS SEXUALES ORGANIZADOS Y DESORGANIZADOS
- Carlos Hernández Franco (Astaroth Strigoii)
- 12 jul 2015
- 3 Min. de lectura
Durante los años ochenta, la Unidad de Análisis de la Conducta del F.B.I. creó la clasificación del asesino sexual en dos clases fundamentalmente. El no-social organizado y el asocial desorganizado.
El hecho de que un asesino sea organizado, le da cierta ventaja sobre los desorganizados. Todos los asesinatos son, en mayor o menor medida, planificados y controlados. Por tanto es una característica de inteligencia llegar a controlar la pulsión criminal para organizar el crimen.
Aparte del aspecto organizado o desorganizado del delincuente sexual, pocas cosas más podremos deducir de una primera mirada a la investigación. Los delincuentes sexuales suelen tener una victimología casual, ataca a quien tienen oportunidad sin guardar un patrón identitario. Por tanto, la investigación a partir de la identidad de la víctima normalmente es inútil.
Un asesino sexual no social organizado evita a la gente en general, pero aparentemente simula ser simpático y agradable. Suele ser reconocido como una persona que lucha por destacar, es la forma de despegarse del resto. Su latente hostilidad a las personas se manifiesta al comienzo de la adolescencia, y en general el desencadenante de su primer asesinato estalla a causa de algún acontecimiento específico que hiera su estima (sanción o pérdida de trabajo por ejemplo)
El asesino organizado no elige como víctima, normalmente, a una persona de su mismo entorno.
Su prudencia es suficiente como para planear tranquilamente el siguiente asalto y toma la precaución de llevar una protección o arma, incluso piensa en cómo huir después de cometer el crimen. No recurre inmediatamente a la violencia. Es orgulloso y trata de usar sus habilidades sociales seduciendo a la persona en perspectiva para llevarle a su terreno. Por tanto, el asalto es un proceso lento, y cada paso que da trata de dejar un escenario del crimen perfectamente ordenado y sin pruebas incriminatorias o bien con pruebas falsas. Suele disfrutar de un método de tortura a la víctima antes de matarla, ya sea psicológica o físicamente. También por supuesto, suele utilizar una "firma" que le sirve para hacerse sentir importante. Suele involucrarse en las investigaciones (se hace pasar por conocido afligido, vecino, participa en la búsqueda de la víctima...) presenta una reacción de audiencia retrospectiva, deja el cadáver a la vista, en posturas que tengan que ver con su fantasía, reta enviando mensajes a la policía. En ocasiones regresa por las noches al lugar del crimen.
El asesino asocial desorganizado odia profundamente a la gente. Se muestra solitario y callado. Es incapaz de afrontar las relaciones personales y evita mantener contactos con los demás, realizando trabajos que no impliquen relación con el público. Suele tener alguna parafilia específica desde la niñez pero no se arriesga a acercarse a una mujer abiertamente. A veces les roba ropa interior o algún otro objeto fetiche.
Su sexualidad es incompleta e incompetente, trata de dominar a su víctima y solo cuando esto ocurre es cuando practica el acto (a veces después de muerta). El asesino desorganizado encuentra a sus víctimas cerca de casa, es su zona de confort y la única donde se siente seguro. Al principio no tiene intención de matar pero acaba perdiendo el control. Normalmente abandona el cuerpo donde cae y apenas oculta el crimen. Tira el arma del crimen en las proximidades. Una de las características del asesino desorganizado es que se lleva algún recuerdo de la víctima (relacionado con su fetiche)
De este modo la investigación inicial de la policía se concentra en la secuencia probable de acontecimientos durante el asesinato.
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