INVESTIGACIÓN: LA PROSTITUCIÓN, ERRADICAR O LEGALIZAR
- Carlos Hernández Franco (A.Strigoii)
- 26 jul 2015
- 4 Min. de lectura

Mi interés, en este caso, no es analizar el fenómeno y finalizar con una conclusión cerrada.
Expondré los datos, opiniones y se sorprenderán de los puntos de vista que he reunido. Comprobarán que muchas veces no se ven reflejados en los estudios y artículos habituales.
Mis fuentes, aparte de la documentación oficial, están relacionadas muy estrechamente con la prostitución y sobre todo con la gestión del negocio. Esta ayuda, es inestimable en el enfoque cercano que he deseado mostrar.
Primero, realicemos un informe de situación en España. La prostitución, es parte oculta de la sociedad y como tal, evoluciona y se transforma a su zaga.
A mediados de los ochenta, empezó a mutar desde la concepción clásica de mujeres españolas que ejercían la prostitución cerca de los barrios donde residían o zonas "tradicionales" y empezó a ser evidente la incorporación de mujeres latinoamericanas, generalmente en clubes de carretera, a las que se sumaron seguidamente mujeres africanas, que inicialmente provenían de la trata. A finales de la década de los 90 fue el "boom" en la calle de mujeres de Europa del Este. Aunque, como veremos, los datos de la prostitución son muy difíciles de contabilizar, se estima que la mayoría de las mujeres que la ejercen lo hacen en lugares cerrados.
No existen datos oficiales, el discreto entramado de los locales y casas no deja contabilizar cifras concretas, pero podemos estimar por los datos de diferentes asociaciones que entre 300.000 y 400.000 mujeres ejercen contando con más de 3000 establecimientos de ocio dedicados a la prostitución.
En Europa las cifras de España en cuanto a prostitución, se contabilizan a niveles de países como Alemania. En cuanto a la ratio de población, es bastante elevada ya que Alemania nos duplica en número de habitantes.
Considerando la actual crisis económica, encontramos la aparición de jóvenes españolas que afrontan la escasez de empleo recurriendo temporalmente a este medio. La prostitución se presenta en estos casos como una buena salida para hacer frente a una situación de necesidad. En los últimos años, cada vez más jóvenes españolas acceden al mercado de prostitución para pagar sus estudios o para hacer sobrevivir a sus familias. Como repetimos, no existen datos oficiales pero por ejemplo, según Médicos del Mundo, alrededor del 10% de las mujeres que atendieron eran españolas. Incluso una asociación en Barcelona, Aprosex, ofrecía cursos de prostitución para todas aquellas interesadas (EL PERIODICO 16/02/2014). También nos advierten que muchas mujeres, al ganar un estatus económico con la prostitución, deshecha otros trabajos y permanece ejerciendo.
En cuanto a la prostitución que proviene de la trata con fines de explotación sexual, España está considerado como un país de paso y destino para las víctimas. En su mayoría son de América Central y del Sur, del Este Europeo y África. Como ya habrán sabido por los medios, sobre todo las africanas subsaharianas, son coaccionadas, secuestradas o engañadas con falsas promesas de trabajo. Muchas sufren abusos sexuales y violaciones por parte de los tratantes quienes las amenazan con matar a sus familias si huyen y viajan sometidas a conjuros y ritos de vudú que las aterrorizan. En otros casos, muchas llegan a esa situación para satisfacer una deuda contraída en su país o en su intento de emigrar a España.
Por tanto, tenemos dos lineas de prostitución bien diferenciada. La que ejercen las personas que, aun pudiendo estar condicionada por las circunstancias, elige ejercer voluntariamente y otra la que proviene de la esclavización y trata.
Una de las razones de este artículo es que en los debates que aparecen en medios públicos, se suelen ver posiciones radicales. Una a favor de la legalización de la profesión, alegando que las mujeres estarían en mejores condiciones y podrían ejercer en la legalidad absoluta y otra que radicalmente la prohibe, desea castigar al cliente y erradicarla por considerarla un acto de opresión patriarcal. Ya ni nombramos los que la consideran inmoral y pecaminosa.
Me he acercado a una persona que conoce bien el fenómeno, trabaja en él y me relata que la realidad no está reflejada en las polaridades anteriores. Según le consta, tras haber trabajado con unas 4.000 mujeres, la gran mayoría de ellas que ha conocido estaría en el primer supuesto. Mujeres que entran en el mundillo de forma voluntaria. La mayoría son extranjeras pero afirma que no vienen "engañadas" sino que saben a qué negocio se van a dedicar. Mi pregunta sobre las mujeres controladas por las mafias, esta persona me responde que por norma general se situan en la calle, polígonos clubes de carretera y lugares muy concretos. En las casas y pisos no se suelen dar casos. Eso si, por lo visto nos habla de que en ciertas culturas, el "chulo" es la pareja de la mujer que acepta que ejerza la prostitución porque obtiene dinero de ella. Argumenta que en esas culturas la mujer lo consiente.
Pregunto por el prototipo de persona que demanda los servicios, me relata que el perfil es muy variado pero predomina el varón (aunque también me afirma que hay muchas mujeres) de 25 a 50 años, casado y con estabilidad familiar. No busca generalmente una dominación, sino más bien un intercambio de dinero a cambio de expresar una fantasía sin que nadie le juzgue, o busca prácticas sexuales, totalmente legítimas que su mujer no se presta a realizar, o bien busca simplemente desconectar después de un duro día de trabajo y regresar relajado a casa.
Sobre la perspectiva de la prostituta, me comenta que una vez que empiezan a ejercer, la gran mayoría es víctima del "dinero rápido" adquiriendo un estatus económico que no alcanzarían dedicándose a otra profesión. Que esa dependencia se agrava cuando entran en juego las adicciones como las drogas o el alcohol muy ligado a los ambientes y que comparten con muchos clientes. A veces mencionan su propósito de abandonar, pero nunca lo hacen o desisten del intento al poco tiempo. Le pregunto si ellas estarían dispuestas a una legalización. Me responde que no, que una legalización les perjudicaría en sus beneficios, que tendrían problemas al mencionar su profesión en contratos con organismos o entidades privadas. Prefieren seguir en la clandestinidad, no olvidemos que muchas de estas mujeres ejercen la prostitución a espaldas de sus parejas o maridos y familiares.
Como habrán podido comprobar, el asunto de la legalización o erradicación es complejo. Yo entiendo que, como otros temas de similar complejidad, debe ser tratado desde la profesionalidad de los expertos y no desde el electoralismo, las ideologías, el populismo o fanatismo religioso.
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