TRÁFICO DE ANIMALES EXÓTICOS
- Carlos Hernández Franco
- 7 nov 2015
- 2 Min. de lectura
Sabemos que la delincuencia organizada internacional opera donde se puede lucrar mediante transacciones ilícitas. Una fuente de ingresos importante es el delito ambiental, en particular el tráfico ilícito de fauna silvestre y especies exóticas. Este delito es especialmente cruel, pues se trafica con seres vivos que realizan viajes en pésimas condiciones poniendo en riesgo su vida o con bastante sufrimiento, mediante viajes largos, estresantes, asfixiantes y entumecedores.
El problema es particularmente agudo en los países en desarrollo, pues los gobiernos con recursos insuficientes no cuentan con los medios para interceptar a los delincuentes y evitar este mercado.
Se estima que el tráfico de animales exóticos mueve 160.000 millones de euros al año.
Cientos de miles de animales son secuestrados en sus países de origen. Entre ellos aves exóticas (cóndores, halcones, guacamayos) lagartos e iguanas, tortugas, serpientes y boas, monos ... estando muchas especies en peligro de extinción, ya sea por secuestro y tráfico o por la caza furtiva.
Su funcionamiento:
El objetivo de las bandas organizadas, es vender los animales en el mercado "negro", donde luego los comercializan a través de intermediarios donde encontramos tratantes de feria, comerciantes de animales o veterinarios. Una vez secuestrados los animales, los trasladan en valijas ocultas a través de camionetas o automóviles, si es por tierra y en avión a través de vuelos privados. Se estima que, por desgracia el 70% de los animales mueren en el viaje.
Los principales clientes de este mercado son personas con gran poder adquisitivo, con gustos escéntricos que están disuestos a pagar grandes sumas. Como si necesitasen tener animales exóticos como mascotas para demostrar su riqueza. Particularmente, aparte de crueles criminales me parecen unos horteras.
La lucha contra las bandas:
La Resolución, de abril de 2013, de la Comisión de las Naciones Unidas de Prevención del Delito y Justicia Penal, respaldada por el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas en julio de 2013, animaba a los Estados miembros de las Naciones Unidas a considerar el tráfico ilícito de flora y fauna silvestres como un delito grave en el caso de que lo cometan grupos delictivos organizados, equiparándolo con la trata de seres humanos y el tráfico de drogas. El tráfico ilegal de animales tiene sus principales redes operando en Estados Unidos, Japón, Sureste asiático y Europa. En 1986, España firmó la Convención de «Comercio Internacional sobre Especies de Fauna Salvaje y Flora en Peligro de Extinción», en donde se prohíbe el comercio internacional de especies amenazadas, además de perseguir y vigilar el mercado de las especies que puedan estar siendo traficadas sin las autorizaciones correspondientes.
Actualmente en España, este delito está penado con años de cárcel (hasta 6) y sanciones económicas. Lamentablemente, dichas multas no llegan a ser lo suficientemente altas como para que estos delincuentes desistan en su actuación. También, el número de intermediarios que intervienen en estas transacciones hace muy difícil "descabezar" las bandas organizadas siendo detenidos solo algunos miembros en cada operación.
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