SEGURIDAD CONTRASEÑAS DE USUARIO
- Carlos Hernández Franco
- 3 sept 2016
- 2 Min. de lectura
Uno de los métodos más habituales en la actualidad, para acceder a la información almacenada en nuestros ordenadores, tales como correo electrónico y otros servicios securizados, es la contraseña que los protege. Determinamos que la contraseña es una información secreta que se nos solicita para acceder a algún tipo de recurso, y que solo debe conocer el propietario o usuarios autorizados del mismo.
Es fundamental invertir un poco de tiempo y esfuerzo en generar una contraseña segura. Si un usuario malintencionado consiguiera apoderarse de una contraseña podría acceder a información personal violando la privacidad, apoderarse de información confidencial o incluso cometer delitos con esa identidad.
Para tener protegida adecuadamente una contraseña, procedemos a describir algunos consejos útiles que dificulten todo intento.
La longitud de las contraseñas no debe ser corta, se recomiendan al menos ocho caracteres. A mayor longitud más difícil será de reproducir y mayor seguridad ofrecerá.
Construir las contraseñas con caracteres alfanuméricos. Esto es mezclando números y letras. También, si el sistema o aplicación a acceder nos lo permite, mezclar mayúsculas y minúsculas.
Utilizar contraseñas diferenciadas en función de la jerarquía de uso (por ejemplo no usar la misma para una cuenta de correo que la usada para servicios financieros).
Se deben cambiar las contraseñas regularmente. Establecer caducidades que nos permitan ir renovando el acceso. Esto puede llegar a aburrir a los ciber-delincuentes.
Por otra parte, es aconsejable no hacer ciertas cosas. La contraseña no debe contener el nombre de usuario de la cuenta, o cualquier otra información personal fácil de averiguar (cumpleaños, nombres de hijos, parejas, mascotas ...). Tampoco una serie de letras dispuestas adyacentemente en el teclado o siguiendo un orden alfabético o numérico. Series como 12345, abcde...tampoco se recomienda emplear la misma contraseña para todas las cuentas creadas para acceder a servicios en línea. Se deben evitar contraseñas que contengan palabras existentes en algún idioma por sí solas. Uno de los ataques más conocidos para romper contraseñas es probar cada una de las palabras que figuran en un diccionario y/o palabras de uso común. Evidente es que nunca se deben almacenar las contraseñas en un lugar de fácil acceso. Lo peor que podemos hacer es escribirlas en papel o aplicaciones donde ronden otras personas. Nunca debemos compartir las contraseñas en Internet (por correo electrónico) ni por teléfono. En especial se debe desconfiar de cualquier mensaje de correo electrónico en el que le soliciten la contraseña o indiquen que se ha de visitar un sitio Web para comprobarla. Seguramente se tratará de un fraude. No utilizar la opción de “Guardar contraseña” que en ocasiones se ofrece, para evitar reintroducirla en cada conexión.
Teniendo en cuenta lo anterior, tendremos siempre securizadas nuestras contraseñas a un gran nivel y por tanto no seremos víctimas de cualquier persona malintencionada que nos elija como objetivo.
Comentarios